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lunes, 18 de febrero de 2019
El Tormes en estado puro
El paisaje puede variar en el tiempo. Éste se compone de tres factores:tempo geológico, tempo biológico y tempo antropico. El río Tormes a su paso por Alba de Tormes nos está ofreciendo en estas fechas uno de los efectos del tempo antrópico más visibles. La construcción de azudes en el cauce y la acumulación de agua en un vaso de embalse con una lámina a nivel constante inundando la ribera crea un paisaje artificial. A este paisaje el ser humano que lo habita llega a acostumbrar su percepción objetiva. Tanto se acostumbra que se convierte ya en algo cultural e identificativo del propio espacio. Pero no nos engañemos, el paisaje fluvial es algo más que esa simple percepción visual, es dinámico, cambiante...Un visitante que nunca hubiera visionado la panorámica típica de Alba y que venga estos días a la localidad pensará que así es el río Tormes, y estaría también acertado. La reducción de nivel en el vaso acumulado de agua en el azud elimina una parte del efecto antrópico en el paisaje y nos deja ver con bastante aproximación como debería de ser realmente. Tan sólo las pesqueras y partidores con sus aceñas y puente representan ahora el tempo antrópico, pero de épocas percibidas por nuestros antepasados, y ya olvidadas.