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domingo, 31 de marzo de 2013

Las crecidas de los ríos

En esta Semana Santa  en Castilla y León están teniendo lugar numerosas avenidas en los ríos de la Cuenca Hidrográfica del Duero. Las crecidas de los caudales han sido tales que Protección Civil ha llegado a mantener el nivel de alerta en todas las provincias de la Comunidad.
En una entrada anterior de este blog: “La Precipitación de final del invierno en la Península Ibérica”, mencionábamos que las precipitaciones en marzo iban a ser por encima de lo normal en la Península Ibérica, lo que se ha traducido en un aumento de los caudales de las escorrentías superficiales.
Concretando en la Cuenca del Duero y en la subcuenca del Tormes y afluentes se ha observado un repunte que ha obligado a liberar gran parte del agua almacenada en los embalses como medida de seguridad frente a la previsión de más lluvias a comienzos de abril.

 Rio Duero (Zamora) 29 de marzo


Río Tormes (Sieteiglesias de Tormes) 30 de marzo


Río Almar (Alconada) 30 de marzo


Río Margañan (Peñarandilla) 30 de marzo


 Río Gamo (Garcihernández) 30 de marzo

Una Cuenca Hidrográfica la podemos definir como una porción del territorio, que delimitada por el relieve, hace que toda el agua caída sobre ella vaya hacia un mismo punto (desembocadura). El límite de la cuenca, que coincide con las partes más elevadas del relieve, constituye la denominada “Divisoria de Aguas”. Un afluente poseerá una subcuenca dentro de la cuenca principal. Por ejemplo el Tormes es una subcuenca dentro de la cuenca del Duero. La subcuenca del Tormes tiene aproximadamente unos 7000 km2 de superficie.
Es muy común, sobre todo en los medios de comunicación confundir los conceptos de cauce y caudal de un río. El cauce  es la parte de la corteza terrestre ocupada por una escorrentía superficial, ya sea esta de carácter estacional o permanente. En definitiva, es el lecho del río, el canal por el que discurre. En cambio el caudal es la cantidad de agua por unidad de tiempo (metros cúbicos por segundo) que discurre por un cauce. A veces ocupa todo el cauce y otras veces no, ya que el caudal fluctúa a lo largo del año.
El caudal que baja por los rios se suele controlar mediante las estaciones de aforo que los Organismos de Cuenca tienen instaladas en diferentes puntos del cauce. En estas estaciones de aforo se mide en continuo la altura del caudal mediante un limnígrafo que genera un limnograma (en alturas) o hidrograma (en metros cúbicos por segundo). El hidrograma nos muestra los metros cúbicos por segundo que han pasado en un momento determinado del día por ese punto del cauce y así poder estudiar las crecidas del río.
En un hidrograma una avenida genera una curva del siguiente tipo:


El periodo de incremento de caudal que da lugar a la avenida podemos decir que comienza en el momento de aparición de las precipitaciones en la cuenca y dura hasta la llamada punta de la crecida a partir de la cual el caudal comienza a descender.
De esta manera si en la cuenca hay una red de pluviómetros suficiente puede estimarse la cantidad de agua que va a llegar al río aguas abajo y predecir con cierta antelación las posibles puntas del caudal. Los milímetros ( o litros por metro cuadrado) que han precipitado en la cuenca aguas arriba multiplicado por la superficie de terreno nos aportan los litros caídos que llegarán al cauce.

Altura del caudal del río Tormes a las 9:00 del día 30 de marzo (Sieteiglesias de Tormes)

Altura del caudal del río Tormes a las 13:00 del día 30 de marzo (Sieteiglesias de Tormes)


Con los datos de caudales tomados en los aforos durante muchos años podemos saber los caudales medios que han circulado por un río a lo largo del año. Según la estación de aforo de Encinas de Arriba en el río Tormes los caudales medios mensuales durante el periodo 1969-2007 han sido los que se muestran en la gráfica.


Fuente:: Confederación Hidrográfica del Duero

El cauce debe ser el suficiente para dar respuesta a las puntas del caudal. Si el cauce es ocupado por construcciones, los daños producidos por las crecidas aparecerán con mayor probabilidad. Sobre todo estas consecuencias son más graves cuando se ven afectadas zonas residenciales. Los usos del suelo en las zonas cercanas a los cauces deben ser los adecuados. Un uso muy conveniente sería el de vegetación de ribera.
El papel de la vegetación de ribera en los cauces es fundamental para protegernos de la erosión frente a las avenidas de los ríos. Actúa de barrera y reduce la velocidad de la escorrentía disminuyendo los daños provocados por la fuerza de la corriente. Hay quien define como “suciedad” a la vegetación de ribera constituida por las eneas, carrizos, saucedas, etc pero no lo es sino que cumple una función reguladora de los caudales además de que son lugares de refugio de fauna.
Un ejemplo de la vegetación riparia que de forma natural podría favorecerse en torno al cauce del Tormes para garantizar una adecuada protección sería la constituida por: Phragmites australis, Sparganium erectum, Typha domingensis, Typha x provincialis, Salix salviifolia, Fraxinus angustifolia, Salix purpurea ssp lambertiana, Salix neotricha, Populus nigra, Salix atrocinerea, Alnus glutinosa, Salix fragilis , Salix triandra , Rubus ulmifolius, Crataegus monogyna, etc.

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