A escasos 5 kilómetros al norte de la ciudad de Salamanca, en la margen derecha del Tormes, encontramos el arroyo de la Encina. Este arroyo afluente del río Tormes, de unos 15 kilómetros de longitud, nace en una de las innumerables lagunas de la zona, la Laguna de Santa Lucía (La Vellés), y desemboca en el Tormes en el paraje de Valcuevo (Valverdón), recorriendo gran parte de la llanura de la Armuña.
Es un espacio excelente para disfrutar de un paseo a escasos minutos de la ciudad. Un lugar donde es posible realizar una buena interpretación del paisaje, analizar la flora y el suelo, observar la fauna y disfrutar de la arquitectura y la etnografía.
Algunas zonas aún conservan la vegetación ribereña
Tarabilla común
Microrelieve Gilgai típico de suelos arcillosos de la Armuña
Probablemente se trate de una de las zonas de la provincia de Salamanca, junto con la capital, que sufrieron las primeras repoblaciones del medievo con gentes de Castilla y del norte peninsular. No obstante algunos topónimos de origen árabe indican que posiblemente también hubo asentamientos con población de origen mozárabe (Llorente Maldonado. 2003. Toponimia Salmantina. Ed. Diputación de Salamanca)
La presencia de población a lo largo de siglos ha influido enormemente en los usos del suelo y en el paisaje; eminentemente agrícola aunque también la ganadería está muy presente.
El uso ganadero también esta presente en la Armuña
Ermita del Viso
Via Férrea Vía de la Plata
Uno de los elementos más característicos de la presencia de actividades humanas y de la entidad del caudal del arroyo en otras épocas, es la existencia de puentes para cruzarlo. Famoso es el puente de Mozodiel de Sanchíñigo, se dice que cruzado por Colón en uno de sus viajes a Salamanca. Otros son el conocido como puente de Mozodiel (ver imagen) camino de Carbajosa de la Armuña, o el de Aldealama. Ambos tristemente expoliados, sobre todo este último.
Puente de Mozodiel
El expolio del patrimonio no es el único problema que actualmente están afectando a este bello paraje. La ocupación del suelo por construcciones, la eliminación de vegetación autóctona, los drenajes abusivos, las canalizaciones subterráneas y los vertidos de aguas residuales son algunas de sus principales amenazas.