El bosque de encinas que nos encontramos en gran parte de la provincia se caracteriza por ser una formación cuyo estrato arbóreo es muy desigual debido al tratamiento al que estuvieron sometidas las encinas en el pasado (manejo de la dehesa), a la desaparición de aclareos frecuentes, a la ausencia de pastoreo del estrato inferior, en definitiva al abandono de los usos culturales de la dehesa. Al abandonar el uso cultural de la dehesa el suelo fue rápidamente colonizado por nuevos pies de encina que regeneran el bosque y lo devuelven a sus estados naturales finales de la sucesión. La diferencia entre un bosque fruto del abandono de la dehesa y un bosque fruto de la sucesión natural es evidente en lo que a la estructura de la vegetación se refiere. Un bosque climácico natural es más homogéneo, mientras que uno fruto del abandono de la dehesa es heterogéneo y tardará mucho tiempo hasta conseguir una estructura equilibrada, siendo más vulnerable por ejemplo ante los incendios, plagas, la seca, etc.
Los bosques climácicos naturales, que nunca fueron dehesa, son poco frecuentes pero pueden existir en muchas zonas inaccesibles y protegidas, por ejemplo de la Sierra de Quilamas. Su conservación es muy importante por constituir la verdadera vegetación potencial de los encinares,
Los bosques fruto del abandono de la dehesa son los más abundantes. Si se sigue con el abandono de dehesas se augura una recuperación de estas series en el futuro en muchos puntos de la región, pero estas formaciones son portadoras de una elevada vulnerabilidad si no se realizan medidas de gestión adecuadas. En la mayoría de las ocasiones la opción elegida por los propietarios es frenar la evolución del bosque y el mantenimiento de la dehesa pero realizando medidas muy drásticas y poco sostenibles pero más baratas para el propietario: fuertes aclareos mecanizados con roturaciones incluidas y desmoches excesivos; actuaciones que causan un gran impacto.
En el coste de los tratamientos hoy en día se siguen criterios económicos de beneficio a corto plazo, poco se piensa en la sostenibilidad del recurso a largo plazo. Un tratamiento más adecuado proporcionará más beneficios pero al cabo de mucho tiempo. Algo que parece que no impera entre la sociedad presente, incluida la sociedad rural.
En contraposición al abandono, en algunas zonas hallamos una dehesa con una enorme intensificación del laboreo y del pastoreo, frenando en seco la regeneración de nuevos pies de encina, lo que conducirá a una desaparición.
De la observación de muchos encinares a lo largo y ancho del sur castellanoleonés, se deduce que no existe un modelo de conservación claro de la dehesa y de los bosques de encinas, realizándose tratamientos arbitrarios y poco planificados que dan lugar a unas formaciones vegetales poco sostenibles. Se echa de menos una buena política que garantice la conservación de ambos ecosistemas, la dehesa y el bosque, igualmente necesarios.
Las metodologías que utilizan información satélite para la caracterización de los usos del suelo poco o nada pueden decirnos del verdadero estado de los bosques de encinas y de sus aprovechamientos. Esperamos que los resultados de usar foto satélite no repercutan negativamente en la gestión de la dehesa y en la conservación de aquellos bosques climácicos naturales que puedan existir. El monte hay que pisarlo además de estudiarlo en gabinete delante de una pantalla en Bruselas, en Madrid o en Valladolid.
It is a beautiful landscape. Thank you for the explanation about the ecology.
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