Desde hace unos años se viene observando en esta época la proliferación de un helecho acuático en las aguas del río Tormes. Se trata de una especie invasora, Azolla filiculoides, de origen americano que tapiza grandes superficies de la lámina de agua. En la cuenca del Duero, su presencia es casi exclusiva del Tormes. Las posibles causas de la entrada de esta especie pueden ir desde liberaciones por aficionados a la acuafilia, ya que es una especie utilizada para la decoración de acuarios y estanques, hasta por la dispersión a través del transporte entre cuencas de embarcaciones de recreo. Una vez liberado en el medio este invasor encuentra las condiciones adecuadas en aguas semiestancadas y ricas en nutrientes como el fósforo.
Entre las consecuencias ambientales se encuentra el efecto barrera que impide el paso de luz y la transferencia de gases a través de la supercie, reduciendo las posibilidades de desarrollo biológico en la zona fótica de la columna de agua. Además su capacidad para fijar nitrógeno incrementa las concentraciones de este elemento en las aguas contribuyendo a la eutrofización. Todo se ve agravado cuando finalmente estas plantas mueren al final de su ciclo anual aumentando la concentración de materia orgánica que al descomponerse reduce de manera considerable la concentración de oxígeno .
Como siempre se ha dicho desde este blog al referirnos a las especies invasoras, debe existir una mayor concienciación en la posesión de especies exóticas y su liberación dolosa o accidental al medio natural.
Por otra parte los ecosistemas acuáticos sufren la contaminación silenciosa de muchas actividades humanas que liberan exceso de nutrientes como fósforo o nitrógeno generando al final de algun modo el problema de la entronización de las aguas. Muchas explicaciones de la desaparicion de algunas especies de peces habría que buscarlas tambien en la contaminación como se ha mencionado en ocasiones anteriores al hablar de la trucha o la boga por ejemplo.
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