En una entrada anterior ya hicimos un comentario sobre tres especies que podíamos encontrar en los entornos urbanos (Aves de la urbe I). En esta ocasión presentamos tres nuevas especies que frecuentan los ecosistemas urbanos y suburbanos.
En primer lugar mostramos el que quizás es el ave más frecuente en los pueblos y ciudades, el gorrión común. El gorrión común es una especie oportunista, es decir, es una especie capaz de comer una gran variedad de alimentos que encuentra en el medio, se adapta fácilmente a los cambios producidos en su entorno, y frecuenta principalmente hábitats muy modificados por el ser humano. Los gorriones comunes aprovechan las oportunidades que de forma involuntaria el ser humano les proporciona (restos de alimentos, construcciones, fuentes de calor, etc) para nutrirse, refugiarse y reproducirse con un alto éxito. La dependencia que el gorrion tiene repecto de las actividades humanas es tal que sería prácticamente incapaz de vivir por si mismo en la naturaleza sin la presencia del ser humano.
La segunda especie que presentamos es el estornino pinto. Un ave muy frecuente en invierno en las ciudades del sur de Europa donde se concentran en grandes bandos. La seguridad que les proporcionan los monumentos y el efecto "isla de calor" que existe en las ciudades hace que lleguen a acumularse en grandes concentraciones, poniendo en peligro la conservacion del patrimonio monumental y generando molestias a la población. Tanto es así que se han llegado a tomar medidas disuasorias como la reproducción de gravaciones de cantos de alarma y la presencia de depredadores como el halcón peregrino.
Por último, una especie que cada vez frecuenta más los entornos de la interfase urbano-agricola es la cogujada común. Dado que se trata de una especie que le gusta frecuentar espacios abiertos, está presente en entornos como: esplanadas, plazas abiertas, paseos, urbanizaciones, y sobre todo carreteras y autovías que se encuentran en las zonas que podríamos llamar borde entre la ciudad y el campo. Estos ecotonos, o zonas de transición entre un ambiente artificial como es la ciudad y un ambiente natural como es la llanura cerealista, son áeras frecuentadas por especies de ambos ecosistemas tan dispares. La cogujada común es un ejemplo de una especie que siendo de ecosistemas semiesteparios aparace también en estos entornos semiurbanos.