Las olas de calor no sólo afectan a los seres humanos con los golpes de calor. Los vegetales sufren estrés hídrico y por temperatura, reduciendose su contenido de humedad, y por ello pueden ser un potencial combustible para iniciarse un incendio. Pero los animales también padecen los rigores de las altas temperaturas y necesitan aliviarse en los cauces de pequeños arroyos y acumulaciones de agua. Las aves además necesitan mantener su plumaje en buen estado y un baño contrubuye a ello.
En esta entrada muestro como un herrerillo y un verdecillo comparten el mismo charco durante su baño en una calurosa tarde del mes de julio.
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