Una primavera más la llanura se ve salpicada de los campos de colza y cereal. Los amarillos y verdes nos ofrecen bellos paisajes junto con los ocres de los barbechos. Los corredores como caminos, veredas y riberas fluviales armonizan el conjunto de las manchas del mosaico paisajístico, aumentando la diversidad y las texturas. La matriz y el mosaico es complementado con el cielo resultando un paisaje de gran variedad en tonalidades que invitan a la observación y por ejemplo a la búsqueda de escenarios para la práctica de la pintura. Los cúmulos y estratocúmulos, preludio del chubasco tormentoso, aportan una iluminación muy particular que hace disfrutar al observador de los contrastes que ofrecen los diferentes cultivos y vegetación natural.
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