Recursos medioambientales
Blog de Santiago Domínguez Martín
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sábado, 19 de octubre de 2019
miércoles, 16 de octubre de 2019
Texto integro publicación libro de fiestas Alba 2019
Poner en Valor la Vía Verde. Pasado, presente y futuro
Desde finales del pasado siglo se han acometido por parte de las administraciones locales diversas actuaciones para la Puesta en Valor de multitud de espacios públicos situados en el medio natural de nuestra región: Dehesas boyales, Huertos tradicionales, praderas, vías pecuarias, Caminos y Vías Férreas, por poner algunos ejemplos cercanos.
La motivación de tales actuaciones está en la devaluación o pérdida progresiva de algunos de los aprovechamientos tradicionales para los que se habían creado inicialmente estos lugares: pastos, trasiegos de ganado, comunicación entre núcleos de población, transporte ferroviario, etc. Algo con lo que el éxodo campo-ciudad también tiene mucha relación.
El abandono permanente o temporal de estas zonas se vio como una oportunidad para desarrollar allí modelos de desarrollo rural por parte de los ayuntamientos, y recuperar nuevos usos comunitarios para la sociedad. Lo que se pretendía, de alguna manera, era tratar de reorganizar los usos de estos espacios para la sociedad “moderna”, espacios que, por otra parte, seguían siendo comunes. La nueva reorganización daría respuesta a las demandas de diferentes colectivos sociales que los reclamaban para sus actividades. La vida “moderna” tiene sus riesgos, y es que a veces confiere un sentido de utilidad con matices propios de la propiedad individual, afectándose el uso comunitario, así como los valores naturales, patrimoniales y culturales originales. Recordemos que estos espacios deben ser mantenidos por los propios ayuntamientos, muchas veces con escasos recursos, lo que no garantiza siempre su conservación óptima. Algo que el antiguo aprovechamiento comunal sí hacía. A veces escuchamos a nuestras personas mayores cómo hablan de lo bien que estaban mantenidos algunos de estos espacios cuando eran aprovechados de forma tradicional.
La Puesta en Valor actual no ha pretendido nunca recuperar realmente el uso pasado del espacio, aunque algunos sí lo han intentado con más o menos éxito en escasos sitios. Lo que se ha pretendido realmente ha sido, por ejemplo: aumentar la oferta deportiva y de ocio, la desnaturalización incorporando nuevas infraestructuras de uso urbano (bancos, aceras, farolas, papeleras), la creación de elementos descontextualizados como arte al aire libre (esculturas, pinturas), la creación de rutas señalizadas que divulguen valores tradicionales y naturales (itinerarios señalizados), la creación de rutas de peregrinación señalizadas, o la convivencia de usos deportivos, educativos, interpretativos, de peregrinación y de ocio, pero sostenibles y compatibles con la recuperación del ecosistema y la biodiversidad.
Esta última pretensión ha sido con la que se inició la puesta en valor en 2015 de los 22 km del trazado de la antigua vía del tren entre la Estación de Alba y Carbajosa, “La Vía”, hoy llamada Vía Verde por los albenses. Dicho proyecto es todo un ejemplo de colaboración intermunicipal al haber sido desarrollado por los cinco ayuntamientos por donde pasaba la vía del tren, y que constituyen la entidad VIFEPLA: Carbajosa de la Sagrada, Arapiles, Calvarrasa de Arriba, Terradillos y Alba de Tormes. La Regulación de los usos compatibles como, el ciclista, el senderista, el interpretativo, el educativo, el de peregrinación, y la conservación de los valores naturales y patrimoniales, han sido el denominador común desde los inicios. Más tarde se unió Martinamor al proyecto. Otras organizaciones, como EMBERIZA Actividades en la Naturaleza, se sumaron en 2018 para alcanzar estos objetivos y contribuir a incrementar la riqueza natural y patrimonial del espacio mediante un convenio de colaboración sobre la Gestión Ambiental de las más de 30 hectáreas que ocupa el trazado.
Aunque estos son los actores que figuran sobre el papel, en la realidad son muchos los que de una manera u otra participamos o nos relacionamos con la vía: Otras administraciones locales; Representantes locales; Gestores; Habitantes de las localidades por donde discurre, ya sean usuarios ocasionales, frecuentes o ausentes; Visitantes, Turistas, Agricultores y Ganaderos del entorno, Propietarios de terrenos colindantes, Empresas de servicios de la zona, Hosteleros, Congregaciones religiosas, Asociaciones, Proyectos Museísticos, etc. Todos los actores deben ser tenidos cuenta en el funcionamiento de proyectos de este tipo ya que pueden beneficiarse de alguna manera, o contribuir a la mejora y generación de valor de los recursos naturales y/o patrimoniales, ya sea de manera directa o indirecta.
Entre algunos actores locales, sobre todo los que no aprecian en principio los beneficios directos de la puesta en valor de la vía, en ocasiones piensan que todo no deja de ser una idea romántica de “unos urbanitas que lo que pretenden es venir como visitantes al campo”; o que “son proyectos que hacen unos técnicos en oficinas lejanas y no han pisado nunca el terreno”.
Estas ideas surgen a partir de la desinformación puesto que son muchos los beneficios indirectos que pueden obtenerse de la existencia de un equipamiento como una Vía Verde. Por ejemplo, con una adecuada Gestión Ambiental los agricultores pueden adquirir de la vía numerosos servicios ecosistémicos en la lucha contra las plagas o de polinizadores. ¿Qué mejor Superficie de Interés Ecológico (SIE) como menciona la PAC que las franjas que ya existen a pie de vía?. Otro ejemplo, una correcta compatibilización del uso ciclista y del de peregrinación puede traer beneficios a los hosteleros que ofrezcan servicios adicionales de consigna o aparcamiento de bicis en sus establecimientos. Y ni que decir tiene otros ejemplos como la utilización de estos espacios de uso público como escenarios idóneos para la investigación, y la educación e interpretación ambiental de la población local en general y los centros escolares en particular.
Pero lo importante no es tener sino mantener. Y no hablamos sólo del “mantenimiento” como tal de la infraestructura. En el mantenimiento encaja, más que nunca, la compatibilización de todos los intereses, en ocasiones demasiado individualistas, de todos los actores participantes mencionados más arriba. También es tarea mantener informada a la población sobre todos los aspectos del proyecto para conseguir los resultados ambientales y de desarrollo rural que se pretenden. Fundamental va a ser además, en este sentido, que sean bien definidos y regulados todos y cada uno de los usos presentes y futuros que se le puedan dar al espacio por parte de los usuarios, así como respetar los recursos que allí existen por parte de todos. Hay que entender que el proyecto es para el beneficio común, y que no debe haber usos preferentes, ni empoderar a determinadas actividades deportivas, respetándose en todo momento los valores naturales y patrimoniales del espacio sobre los que podemos influir con nuestra actividad.
Son innumerables los ejemplos de Vías Verdes en España donde la población local se ve beneficiada por la afluencia de visitantes o simplemente por el bienestar para la salud y el deporte que se reporta a la sociedad. Hay modelos de gestión de Vías Verdes e Infraestructuras Verdes lineales que también contribuyen positivamente a la conservación y divulgación de los valores ambientales conectando las ciudades, con todo lo que ello supone en la reducción de las emisiones de CO2 y creación de reductos de biodiversidad con beneficios, no muchas veces visibles ni valorados, pero que existen. Y nadie duda que las Vías Verdes son importantes elementos de movilidad sostenible.
Tener una Vía Verde en nuestro municipio es un privilegio que debe ser motivo de orgullo, no sólo por el hecho de tenerla y beneficiarse de todas las posibilidades que pueda ofrecer, sino porque además pocos proyectos han sido enfocados tan positivamente desde un punto de vista de la conservación el patrimonio natural y cultural como se está haciendo desde esta Vía. Eso es algo de lo que podemos y debemos aprovecharnos desde Alba. Puede ser una seña de identidad también para los albenses, como lo es la ribera del río Tormes, tan conocida en los foros de los amantes de la naturaleza. Hagamos de nuestra Vía Verde una oportunidad de futuro para todos.
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