Ha sido desde hace poco más de medio siglo cuando se ha generalizado el uso de plaguicidas en la agricultura convencional, y en muchos lugares se han acabado imponiendo para la lucha contra plagas incluso en huertos tradicionales de uso familiar. Los plaguicidas tienen una serie de impactos negativos: Pérdida de eficacia a largo plazo, contaminación del agua y suelo, daños a la fauna beneficiosa, contaminación de los alimentos y accidentes por toxicidad en la población.
Los conocimientos culturales transmitidos de generación en generación que se han ido acumulando a lo largo de siglos de experiencias agrícolas corren el peligro de perderse puesto que apenas hay ya transmisión y muchos métodos tradicionales han dejado de usarse en beneficio de los métodos tecnificados de la agricultura convencional. Algunos de los conocimientos culturales que se están perdiendo son los métodos para luchar contra las plagas.
La agricultura tradicional conlleva el conocimiento de la naturaleza para mejorar las produciones en el huerto sin necesidad de emplear por ejemplo insecticidas. Conocer los animales beneficiosos y los perjudiciales para los cultivos hortícolas es importante para obtener una buena producción, además de sana y sostenible. Saber que hay animales beneficiosos que evitan plagas de otros, puede ser muy útil en la lucha biológica. Favorever la presencia de estos animales evita el uso de productos químicos para eliminar las plagas.
Uno de los animales beneficiosos para el huerto es el Sapo común (Bufo bufo).
Este anfibio del orden de los anuros es un vertebrado que se alimenta de gran cantidad de insectos y su existencia en las inmediaciones del huerto va a favorecerlo evitando que proliferen insectos que pudieran perjudicar los cultivos.
Alrededor de especies como el sapo común se han generado falsos mitos como por ejemplo que escupen veneno a los ojos y te dejan ciego, y por ello injustamente son sacrificados y eliminados. Ciertamente poseen toxidad pero para ello habría que ingerir parte de su piel. Los sapos comunes poseen en su piel una toxina (bufonina) para defenderse de sus depredadores. La bufonina tiene efectos en el sistema nervioso y sólo provoca la muerte del depredador si se ingiere en cantidades importantes. Por lo demás el sapo común es un animal completamente inofensivo que debemos respetar.