En ocasiones las aves que queremos observar juegan con nosotros al escondite. Se hacen valer de su mimetismo con el entorno, guardan las distancias, pero sus cantos y movimientos les delatan. Ahí entra el ojo del observador para detectar la presencia del ave. Un entrenamiento y conocimiento de los cantos ayuda a la pronta localización, aspecto importante si se quiere mostrar el recurso ornitológico en el medio natural a otras personas menos experimentadas. Las personas que se acercan por primera vez al mundo de la observación de aves encuentran dificultades para hallarlas en su medio, cuanto más su identificación. Un buen informador de ecoturismo ayudará a estos principiantes a descubrir cómo encontrar las aves, dónde buscarlas así como obtener una correcta identificación. Recordad que no sirve de nada que tú las veas y las identifiques si el grupo que guías no disfruta también con la observación. Más vale un avistamiento tranquilo y un poco asegurado para todos que uno rápido que sólo ves tú. Hay que tratar que los destinatarios de la actividad estén entretenidos y no pecar de un exceso de pedantería que lo que puede generar es aburrimiento. Una buena guía de aves en la mochila será el complemento perfecto para ampliar los conocimientos a posteriori y anotar las observaciones en un cuaderno de campo.
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